Primer factor clave: la educación
Publicado en durangon.com, 13.12.2009
Esta crisis ha dejado bien a las claras que la economía tiene poco que hacer en la predicción de escenarios futuros. Sin embargo, acudiendo a la definición que la Real Academia hace de la ciencia económica, advertimos que se trata de la ciencia que estudia los métodos más eficaces para satisfacer las necesidades humanas materiales. Ni rastro de la capacidad de predecir el futuro o los ciclos económicos. Por tanto, los economistas deberíamos limitarnos a proponer métodos para satisfacer las necesidades humanas que como sociedad se nos plantean, y que la crisis ha magnificado.
En la búsqueda de un método que guíe los próximos pasos de nuestra economía, que deseamos permita mantener y mejorar las cotas de bienestar alcanzadas por este país, no podemos caer en la tentación de buscar en el pasado, ni siquiera en nuestro entorno más cercano. Euskadi afronta esta crisis con una renta per cápita un 34% superior a la española, una tasa de desempleo inferior en un 41% y un 48% más de titulados superiores, según datos del INE y EUSTAT a Septiembre de 2009, por citar sólo algunos indicadores. Por ello, Euskadi esta capacitada y debe buscar su propio método de salida de la crisis.
Haciendo un abordaje dinámico y didáctico de la cuestión, asumiendo el riesgo de simplificar una cuestión tan compleja, podemos decir que un país pobre puede conseguir avanzar haciendo las cosas más baratas que el resto. Esto, hace que automáticamente, el país enriquezca y los salarios suban, lo que hace que ya no se pueda seguir produciendo barato. Así las cosas, hay que pasar a hacer algo mejor, de mayor calidad. Pero esto también hace que los salarios suban, y haya que hacer algo mucho mejor, mejor que los demás o de lo contrario la ventaja competitiva se acaba.
Ilustremos el caso con la fotografía de Euskadi. Hemos pasado de tener el mineral de hierro más barato de Europa (por encontrarse a cielo abierto en las minas de los montes de Triano), a hacer el mejor acero, y después la mejor máquina herramienta de Europa. Pero esto se ha acabado. Ahora, tenemos que hacer algo nuevo, distinto, porque ya no podemos hacerlo más barato, ni tampoco vale con hacerlo mejor, tenemos que hacer cosas nuevas. El quid de la cuestión radica en la innovación; necesitamos ser más innovadores que el resto para poder seguir creciendo en bienestar.
Como país, Euskadi se encontraría en el puesto 18º en inversión en I+D sobre su PIB (Producto Interior Bruto), según el ranking de ITIF (Septiembre 2009), una posición que ofrece luces y sombras. Es evidente que con el Sr. López corremos el riesgo de dejarnos llevar por la corriente, que ya sabemos a dónde lleva: España está en el puesto 23º en inversión en I+D, posee la mayor tasa de fracaso escolar de la Unión Europea, e invierte menos que la media europea de los 27 en Educación; el 4,28% sobre el PIB español, frente al 5,05% de la media de EU27 (datos de la Comisión Europea, informe de 23.11.2009). Por el contrario, La buena noticia es que las mejores posiciones del ranking las ocupan países pequeños, como Luxemburgo, Suecia o Dinamarca; si nuestra sociedad es capaz de movilizar y desarrollar todo su capital humano y social, puede llegar a los primeros puestos.
La realidad se empeña, día a día, en demostrarnos que podemos hacer las cosas que, por nuestros conocimientos, estamos preparados para hacer. Por ello, debemos preparar más y mejor a nuestra sociedad para poder hacer algo nuevo, distinto, superior. En el método para satisfacer las necesidades humanas, un primer factor clave del éxito futuro será potenciar las organizaciones que se encargan del desarrollo del conocimiento y las capacidades de aprendizaje de la sociedad vasca.