Publicado en durangon.com, 16.01.2011.

Operación Durango+” fue el nombre que se acuñó para el conjunto de intervenciones que se iba a realizar en toda la zona de usos ferroviarios en Durango. Se trataba primero, de soterrar el tren en su paso entre Iurreta, Durango y el barrio de Matiena en Abadiño; segundo, de trasladar las cocheras de EuskoTren en Durango al barrio de Lebario, y por último, de realizar un plan para el espacio que quedaría disponible como consecuencia de las dos actuaciones anteriores.

Esta operación urbanística es a Durango lo que pudo ser para Bilbao la eliminación de los muelles de Abandoibarra. Seguro que cuando paseamos por allí, no podemos imaginar que tan sólo hace doce años no había sino contenedores de mercancías, y hoy están la biblioteca de la Universidad de Deusto, la Torre Iberdrola o el paseo de Abandiobarra. Espacios ganados para la ciudad, pero sobre todo, ganados para vivir en la ciudad.

Las vallas del tren
Bilbao vivía de espaldas a la ría, igual que hoy Durango vive de espaldas a las vías. No es un juego de palabras; de hecho, no es un tema para jugar. Pregúntense qué comercio se puede abrir en las lonjas que dan a las vías tan sólo a la vuelta de la manzana de cualquier edificio de Askatasun etorbidea. Las vallas que se levantan hoy en la calle Sasikoa y en la trasera de los edificios pares de Askatasun etorbidea hacen que estando a tan sólo 75 metros en línea recta, para ir desde la oficina de la Hacienda Foral de Bizkaia al centro educativo de Maristas hagan falta más de 15 minutos a pie.

La mera existencia de una actividad de mantenimiento y limpieza de trenes en el mismo centro del municipio denota muy poca sensibilidad hacia los durangarras y un uso irracional del suelo urbano de propiedad pública, en este caso de EuskoTren. Si cualquier entidad privada hubiera tenido ubicada su actividad industrial en esa parcela, por comodidad para ellos y por economía, haría años que se hubiesen trasladado a zonas industriales en el extrarradio del municipio.

En definitiva, el vallado de la zona ferroviaria es una barrera física que divide al municipio, le inserta un objeto extraño en pleno centro, haciendo imposible un desarrollo urbano más amable con el ciudadano.

Las barreras del tren
El trazado actual del paso del tren por el municipio de Durango transcurre de este a oeste, dividiendo el municipio en zona sur y norte. Sólo quedan entre ambas zonas algunos pasos a nivel que, en ocasiones, paralizan el flujo de ciudadanos entre Durango norte y Durango sur; entre la plaza del mercado y Landako Erakustazoka, entre el Casco Histórico y la estación de autobuses de Magdalena, entre las instalaciones deportivas de Landako y las de Tabira, entre el ambulatorio nuevo de Landako y el viejo de especialidades, por citar sólo algunos equipamientos de los que Durango dispone.

Estos pasos a nivel condicionan toda la trama urbana y de viales para el tráfico, generando atascos y tráfico innecesario, características que no son propias de un municipio moderno en un país avanzado como el nuestro. Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en Durango se han reducido drásticamente en los últimos años (según datos del Departamento de Medioambiente del Gobierno Vasco), pero en el núcleo urbano es ineludible el soterramiento del trazado ferroviario para poder reorganizar el tráfico y, así, reducir las emisiones producidas por el mismo.
Las razones que se pueden esgrimir en el retraso de la “Operación Durango+” son diversas. Sin embargo, y en base a lo expuesto anteriormente, cada día de retraso nos estarán privando de mayor cohesión y mayor calidad de vida a durangarras y visitantes.

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