Publicado en durangon.com, 03.10.2010.
Nadie elige los tiempos que le toca vivir; sencillamente, tocan y hay que saber vivirlos. Sin duda alguna, la crisis que nos está tocando superar no pasará desapercibida en la línea vital de casi ninguno de nosotros, aunque sólo sea por las reflexiones que ha provocado en cada uno. No es fácil sacar una única lección de esta experiencia vital, pero quizá debamos aprender de las universales leyes de la naturaleza.
Ex-ducare
Recurriendo a la raíz latina de la palabra Educación, nos encontramos con una primera lección, que tanto en el mundo de la empresa como en la propia educación ha dado lugar a teorías y grandes pensamientos.
Educar, en su etimología, significa sacar de dentro a la luz. Ese es el cometido de profesores e instituciones docentes, hacer que todas las potencialidades de los alumnos salgan a la luz, se desarrollen y den sus frutos, en forma de personas íntegras a la vez que críticas, respetadas y respetables.
Las leyes de la naturaleza
La lección que podemos extraer de la citada acepción latina se ve reforzada en las leyes de la naturaleza. Y es que desde tiempos inmemoriales, desde que la especie humana comenzó a labrar la tierra para obtener alimentos, entendió que dentro de la semilla estaba el trigo, que en la bellota estaba el roble. Lo importante era conocer las condiciones que hacían que el trigo saliera a la luz, que el roble germinara y creciera alto, fuerte y esbelto, capaz de afrontar las inclemencias meteorológicas.
Y a base de mucho trabajar, de preparar el terreno para que fuera fértil, regar cuando correspondía, abonar… de dentro salía el roble, alto, fuerte, esbelto… y aprendimos que era cuestión de tiempos y dedicación.
Lo que se nos había olvidado
Y es que en estos últimos años, se nos había olvidado que el roble estaba dentro de la bellota, que la fortaleza, la belleza está dentro y no fuera. Y así se nos ha olvidado crear las condiciones para que el roble germine en la bellota.
Porque esta crisis, sobre todo, es una crisis de valores. Hemos buscado la fortaleza en la acumulación de riqueza, en el consumo desmedido; hemos encumbrado estereotipos sin contenido, sólo por su bello continente, olvidándonos que la belleza duradera está en las personas íntegras y críticas, respetadas por ser respetables.
Espero que esta lenta recuperación de la crisis nos sirva para labrar tierra fértil, regar, abonar el terreno… para que llegada la primavera, las bellotas dejen paso a robles altos, fuertes y esbeltos. Decía A. Einstein que los problemas no tienen solución en el mismo nivel de pensamiento desde donde fueron creados, y ahora toca buscar el valor dentro y no fuera.