Frente a la tentación de ceder a una robotización desmesurada ORUE propone el uso humanista de las nuevas tecnologías, aplicado a la resolución de problemas concretos. En esa filosofía se enclava el nuevo servicio de asistencia remota en zonas rurales impulsado por Orue, que persigue la creación de un centro de referencia, a la manera de los núcleos rurales polivalentes que ya existen en Gipuzkoa, desde donde se atiende a las necesidades del entorno, y donde se ofrecen servicios de uso voluntario. La idea de interconectar los caseríos de su área de influencia es el propósito que subyace tras la iniciativa cuyo germen se sitúa en 2005. He aquí los primeros pasos del proyecto… en un video.
Lo primero, las personas
“Cuando intento remontarme al inicio de este proyecto” comienza Sergio Murillo, “resulta difícil fijar el comienzo. Desde luego, el trabajo de siembra permanente que en esta loma conocida como Orue vienen haciendo tantas y tantas personas entorno a los Padres Pasionistas, es el caldo de cultivo que ha dado lugar a este proyecto. Pero puestos poner fechas, se puede afirmar que el proyecto comienza a fraguar, a tomar forma en 2006”.
Con motivo del 50 aniversario de la llegada de los PP. Pasionistas a Orue, algunos laicos decidieron que si algo era Orue y la Comunidad Pasionista, era en su labor de servicio y vocación a su entorno. Así, un buen homenaje para el aniversario podía ser un libro que recogiera todas las casas y los caseríos de la zona de influencia de Orue. Desde Berna hasta Montorra, casa por casa, puerta a puerta, acompañados de una persona en cada barrio Jabi y Eneko fotografiaron y entrevistaron a quien les abría la puerta. ¡El pretendido libro de casas y caseríos, resultó ser un libro de personas!
A menudo, cuando busco una explicación a tanto trabajo desinteresado, me encuentro con la frase del poeta George Bernard Shaw que dice: “Algunas personas ven las cosas cómo son y se preguntan por qué. Otras sueñan cosas que nunca fueron y se preguntan por qué no”. Efectivamente, de aquel inventario de casas y caseríos surgió la preocupación de ayudar, de atender; ese grito que no se oye, y que tan bien recogieron Jabi y Eneko.
Una fotografía común a muchas zonas de Bizkaia
Amorebieta-Etxano no es un municipio netamente rural. Sin embargo, su extensión geográfica da lugar a caseríos dispersos a lo largo del valle del río Ibaizabal. El núcleo urbano acoge al 85% de la población, y el resto se distribuye en núcleos rurales de muy baja densidad poblacional, a excepción hecha de Euba.
Amorebieta-Etxano es un municipio con un nivel de servicios por habitante, muy importante. La mayoría de los servicios se ubican en el núcleo urbano, y el reto es ahora hacerlos llegar a todos, a los que viven cerca y a los que viven lejos.
Y el primer frente de trabajo, se presenta con las personas mayores. 230 de los 1.500 habitantes de la zona de influencia de Orue, al este del núcleo de Amorebieta-Etxano, son personas mayores. En gran medida viven solos o con sus cónyuges, también de avanzada edad, y sienten miedo a caerse, a sufrir un accidente…
Y en el camino se cruzan las tecnologías
Para entonces, Iker Ortuondo y Sergio Murillo ya habían soñado con un sistema de asistencia para personas mayores mediante las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones; un proyecto de investigación, innovación, mejora… Quizá estuvieran predeterminados a encontrarse de nuevo en Orue tras compartir sus años de estudiantes en Lauaxeta ikastola.
Así, estos sueños tecnológicos, los sueños de atender a los barrios de Eneko y Jabi de BATERA, y ese eterno sueño de Orue de servir al entorno, se encuentran para converger en AUZOLAN SENIOR.
La innovación antes y después
“No se trata”, afirma Sergio Murillo, “de un proyecto tecnológico de envergadura tecnológica. Ni siquiera están aplicadas todas las posibilidades existentes hoy en día en el mercado. La auténtica innovación”, asegura, “se produce en el antes y el después de la instalación del sistema. La gran novedad reside en el diseño y creación del sistema de manera conjunta. Orue ha contado con la participación de grupos de debate con los vecinos que ayudaron a identificar las necesidades y a diseñar los servicios que configuran este proyecto. Esto permite que las personas usuarias identifiquen la idea como algo propio y la asuman con menor dificultad, al fin y al cabo, han diseñado eso que les gustaría tener, ni más ni menos”. Por tanto, la primera clave innovadora es el proceso de COCREACIÓN entre los usuarios finales y los técnicos.
“El sistema se sustenta, además de en un terminal de teleasistencia, en un pequeño ordenador que se coloca tras cada aparato de televisión. Esta CPU (Unidad Central de Procesamiento) concede la oportunidad de crecer en el futuro, de realizar trasvases de información o elementos formativos para que el usuario interactúe con el centro de referencia. Es una herramienta cuya finalidad no se agota en un primer momento sino que tiene capacidades para crecer”. Ahí está el segundo avance; implantar una plataforma que permite ofrecer muchos más servicios.
Cómo funciona el sistema
El sistema de aplicación de ese servicio de asistencia remota es sencillo. “Todo está concentrado”, subraya Sergio Murillo. “La conexión del usuario se unifica en un botón que el usuario puede pulsar para conectase directamente con el centro de referencia en caso de urgencia y en el televisor, un electrodoméstico que, curiosamente, está presente en todos los domicilios. A través de la pantalla se envían mensajes de alerta tipo “Hay un escape de gas” o “Fuga de agua en el baño”.
¿Qué ocurre cuando una persona sufre un accidente doméstico o en los exteriores de la casa y está incapacitado para pulsar cualquier botón o para leer los mensajes de la pantalla?
El sistema reconoce esta posibilidad. “El sistema está dotado de diversas alarmas. Un sensor de movimiento avisa si durante 12 horas consecutivas no se ha registrado movimiento alguno en la casa. Además, si en 24 horas no se ha abierto el frigorífico ocurre otro tanto. Son mecanismos de control necesarios que completan el servicio”.
Fase piloto en ocho caseríos de la zona
La puesta de largo de este proyecto se realizará en una fase piloto que comprenderá a ocho caseríos, uno por cada barrio. Para su instalación se han tenido en cuenta diversos perfiles y psicologías de los usuarios. Así, un aparato se instalará en el domicilio de un matrimonio tradicional, otro en casa de alguien con un grado de dependencia elevado; otro en un hogar habitado por alguien con numerosos problemas de movilidad y así sucesivamente. Se trata de identificar, con la mayor exactitud posible, el tipo usuarios y las necesidades de cada uno”.
Durante esta fase piloto la instalación y el uso de este servicio serán gratuitos. La estimación es que el proyecto supere esta fase de rodaje el 1 de mayo, fecha a partir de la cual se ofrecerá el servicio a un precio aún por fijar, “pero siempre ajustado a la economía de la zona. Hay que amoldarse a las posibilidades del usuario tipo y procurar alcanzar el mayor grado de penetración”. Si bien el proyecto se limita por ahora a la zona este de Amorebieta-Etxano, la idea es que, bajo el auspicio y colaboración del Ayuntamiento, este sistema se extienda por todo el municipio.