La juventud está cansada de participar en política, no se implica, no participa en los problemas sociales, no se moviliza… son frases que una y otra vez oigo. A base de repetirlo creo que incluso se ha convertido en creencia popular, sin un análisis profundo y en detalle.
La historia ha cambiado
Creo que la primera reflexión que se debe realizar para diseccionar esas afirmaciones es que la sociedad ha cambiado. La situación política y social ha cambiado, y por tanto el contexto es diferente. Además, este contexto es de mayor estabilidad, a todos los niveles; político, económico, social, cultural… y esto conlleva que las reacciones sean menos impulsivas, menos viscerales.
Por utilizar un simil natural, las reacciones no son en forma de tromba de agua, son reacciones firmes, lentas y progresivas, como los glaciares se mueven hacia el mar.
Interés o desinterés, ¿de quién?
Los políticos hablan de lo que a ellos les preocupa, y les ocupa… y a los jóvenes eso no les preocupa. ¿Quién es el desinteresado? ¿Los políticos no se interesan de los problemas de los jóvenes, o los jóvenes no se ineteresan de los problemas de los políticos?
Siempre he creido que lo difícil es hacer la pregunta correcta, si se quiere tener la respuesta al problema… y en la anterior pregunta está el quid de la cuestión: ¿deben los jóvenes preocuparse de los problemas de la clase política? Creo que no, creo que es al revés, y ahí está la causa del distanciamiento. Los políticos no preguntan qué es lo que les interesa a los jóvenes. Y en consecuencia, no hablan de ello.
Y como tercer y última derivada, los jóvenes pasan de los políticos. Lógico, ¿verdad?
Vamos a cambiar
Sin ánimo de sentar cátedra, veámos si reducimos este distanciamiento, ya que hasta Albert Einstein lo decía:
“Locura es pensar que se logrará algo diferente haciendo siempre lo mismo”.
Este 17 de de abril de 2008, el Observatorio Vasco de la Juventud ha publicado en 11º Retratos de Juventud en el que se presentan algunas conclusiones muy interesantes. Entre otras, resulta que los jóvenes vascos (en porcentajes muy altos) citan como sus principales problemas la situación laboral y la vivienda. ¿Egoísta? Puede ser…
Yo tenía un profesor, de Filosofía en concreto, que siempre nos recordaba “lehenengo jan eta gero pentsatu” (primero comer y luego pensar), lo cual tiene todo el sentido del mundo… y sino que se lo pregunten a Maslow.
En vista de ellos, creo que si los políticos quieren ser escuchados por los jóvenes, ya saben de qué tienen que hablar, de trabajo y vivienda. Sino, y de forma irremediable seguiremos cambiando de canal…
Ahí les encontrarán
Por tanto, si los políticos hablan y se preocupan de los problemas de los jóvenes, está claro, tendrán oyentes activos. Y al mismo tiempo estaremos contribuyendo a reducir el gap entre la política y los jóvenes. Ese es el reto: “Quien tenga oídos para oir que oiga” (Mc. 7)